Ahora que estamos tan cerca del final del año académico, es casi obligatorio hacer un balance de todo lo que he aprendido durante su paso. Es imposible que este curso caiga en el olvido, no solamente por la incertidumbre del qué será de nosotros mañana que vino de la mano de la pandemia sino por la cantidad de lecciones aprendidas, suficientes para crear la ilusión de llevar toda una vida y a la vez simular que el primer día fue ayer.
A las pocas semanas de comenzar mi formación de postgrado, el IUEM decidió confiar en mí al ofrecerme una beca a cambio de formar parte del área de comunicación del Instituto. Tras la alegría inicial, comenzó un proceso de adaptación y aprendizaje el cual ahora recuerdo con cariño: Realizar cada pequeña tarea en tiempos desproporcionados porque tenía que consultar los diferentes manuales una y otra vez, buscar de vez en cuando algún término en la web después de asegurar que sabía a qué se estaban refiriendo o revisar ‘’por si acaso’’ mil y una veces cualquier información que haríamos pública por el miedo a ‘’postear’’ algo que no debiera. Gracias a la paciencia infinita de aquellos que llevaban más tiempo en el área y les tocaba supervisarnos, los intercambios de dudas y respuestas con mi otra compañera de aventura, y aquella maravillosa ‘’guía para becarios’’ que nos dejaron como legado aquellas antecesoras que se habían visto en nuestros zapatos, sobreviví al ritmo frenético de las primeras semanas.
Aquí aprendí la primera lección de las muchas que vendrían: Es esencial tener un equipo que te complemente en aquellas áreas dónde no tienes tanto conocimiento y al que puedas acompañar en las que tú seas el ‘’experto’’, que te comparta un poco de motivación cuando no es tu mejor día y que sea capaz de transmitir una crítica constructiva.
El segundo aprendizaje que he incorporado a mí día a día gracias al IUEM ha sido la curiosidad, el interés por aprender, por analizar y por formarme de la forma más rigurosa con el fin de entender el porqué de muchos aspectos, ya no solo del ámbito de las migraciones. Como futura profesional del campo de la cooperación, o eso espero, considero esencial entender los procesos e interrelaciones entre grupos completamente diferentes que a primera vista pasan inadvertidos, y que pueden significar la diferencia entre el éxito o fracaso de un proyecto. No dar nada por sentado, crear una visión crítica propia y basada en fuentes contrastables o esperar hasta encontrar información suficiente en lugar de dejarnos llevar por la opinión general son valores que me ha reforzado mi paso por el Instituto.
La última lección principal que me han regalado estos casi nueve meses en el IUEM ha sido el poder ver desde un primer plano la importancia de la comunicación, el uso del lenguaje y la creación de nuevas narrativas. En los tiempos que corren, donde la migración se convierte en tema central de debates públicos y que consecuentemente puede sumarse fácilmente a ser un motivo más de ruptura social, he aprendido la importancia de ‘’construir puentes’’ que nos acerquen, a entender las diferentes perspectivas y la responsabilidad de llevar a cabo una estrategia comunicativa basada en la realidad, neutra y sin sazonamientos mediáticos.
Tras mi paso por esta gran institución, tanto como alumna del Máster en Cooperación Internacional al Desarrollo y como becaria del área de comunicación, puedo afirmar que me siento no solo más capacitada técnicamente sino también como persona, con cualidades como el saber tratar o la visión crítica, mucho más desarrolladas. Esto se debe en gran parte a todas aquellas personas que han formado parte de mi aprendizaje estos meses, y a los que una vez más quiero transmitirles mi más profundo agradecimiento.
Estoy segura de que nuestros caminos se cruzaran otra vez y espero poder seguir durante mucho tiempo, más de cerca que de lejos, el maravilloso trabajo que realiza el IUEM.
Elena es becaria en el área de comunicación del IUEM.