Las mujeres en movimiento están atravesadas por el régimen de control migratorio que opera durante sus desplazamientos. En algún momento de sus procesos migratorios, ellas se descubren en el huracán de la necrofrontera, donde las políticas de muerte atraviesan sus cotidianeidades.
Las leyes migratorias y de extranjería, las situaciones administrativas, los contextos de control y militarización, la discriminación, el racismo, el clasismo y la aporofobia, definen las cuotas de violencia estructural en sus vidas.
Podemos afirmar que la realidad de las mujeres en movimiento y sus relaciones con la sociedades de tránsito y destino, están permeadas por las realidades políticas de la necrofrontera.
Los discursos hegemónicos las convierten en criminales o víctimas, negando toda posibilidad y reconocimiento como personas sujetas de derechos.
Porque no podemos olvidar además, que cuerpo de las mujeres tiene un valor diferenciado dentro en la necropolítica, y su sufrimiento y explotación es generador de múltiples beneficios a industrias criminales, pero también para las que han hecho del control migratorio uno de los negocios más lucrativos del siglo XXI.
Pero en este día donde se celebra la lucha, hay que destacar que en contrapartida a la violencia y a la muerte, las mujeres migrantes integran en su día a día estrategias de defensa de la vida. Las mujeres y sus familias responden con solidaridad y lucha por sus derechos a contextos políticos de violencia es estructural, dominada por el racismo y la muerte.
Por ello y para derrotar este régimen de terror, donde la muerte y sufrimiento de las mujeres es un negocio criminal, desgraciadamente normalizado por las sociedades de tránsito y destino, la única propuesta válida es poner a las mujeres migrantes en el centro.
Defender la sencillez y la valentía de mujeres que construyen vida desde las trincheras de la necrofontera.
Definitivamente, huir de la criminalización y victimización que es el espacio de seguridad del sistema, para ir hacia un enfoque de derechos que nos permita encontrar las claves de la violencia y el racismo estructural contra las mujeres migrantes.
Además, poner en el centro los saberes construidos por ellas a través de sus experiencias y conocimientos, y encontrar en sus discursos claves maravillosamente necesarias para seguir defendiendo la vida.
Helena Maleno es periodista e investigadora especialista en Migraciones y Trata de Seres Humanos. Ganadora de nuestro primer Premio Padre Arrupe.