¡Hola a todas de nuevo! Καλημέρα σας!
Me cuesta creer que hace ya cinco meses que pisé territorio griego, echo la vista atrás y me parece mentira todo lo que hemos pasado, los retos que hemos enfrentado y las metas que hemos alcanzado. Puedo decir que soy muy feliz, que el ahora no está siendo del todo fácil pero que estamos poniendo todo nuestro esfuerzo para sacar nuestra misión adelante. Seguimos con mucha ilusión y mucha esperanza en el futuro de nuestra gente.
Por supuesto, la situación de la Covid-19, no está siendo agradable para nadie. Es un gran desafío, y creo que lo más difícil para todos los trabajadores de nuestra organización es no poder atender a las personas con la cercanía que requiere nuestra profesión. No podemos abrazar a los más pequeños, no podemos mostrar cariño a las personas que participan en nuestras actividades, gestos de complicidad que hacían nuestro día a día más humano y cercano. En Atenas nos llegó el confinamiento cuando más esperábamos disfrutar de nuestra ansiada libertad; desde noviembre del año pasado, el confinamiento ha hecho que nuestra actividad en terreno sea un poquito más compleja, pero hemos conseguido mantener nuestros planes en marcha y no me puedo sentir más orgullosa de formar parte del Servicio Jesuita de Refugiados de Grecia, es un enorme placer trabajar con ellos y con sus ganas de estar presentes.
Debido a esta situación, ¡aquí se presenta mi primer desafío! Trabajar en una organización que actúa con el objetivo de desarrollo a largo plazo, en una ciudad con una realidad de emergencia. En desarrollo, no hay un efecto inmediato, pero ahora mismo, cerca de nuestras instalaciones viven miles de familias que precisan de medios básicos para sobrevivir; las personas necesitan cubrir sus necesidades más básicas, más aún en situación de pandemia. Por ello, de manera extraordinaria, estoy muy agradecida en ser partícipe en los proyectos de “Food-Basket” que proporciona cestas de comida a las familias más vulnerables, así como “Magazin”, nuestro pequeño almacén de ropa, con productos de higiene y pañales que atiende a cientos de personas al mes.
Cada día, comparto espacio con Anna y Anastasia, mis compañeras de equipo, y de familia. Junto a ellas, mi trabajo se desarrolla principalmente en el área de Incidencia Política y “advocacy”, actuamos para mejorar nuestra visibilidad en las administraciones públicas, y así poder dar voz a las personas, que, por su situación de vulnerabilidad, demandan de nuestra ayuda. Desde nuestra pequeña oficina en el corazón de Atenas, abogamos por la dignidad y los derechos de las personas migrantes, en especial, el derecho a migrar, a trabajo, a salud y a el acceso a la educación. Batallamos por la integración de las personas migrantes en la vida nacional, instando al fin de todas las formas de discriminación y xenofobia, y esto no es tarea fácil.
Como parte integral del trabajo de “advocacy” uno de mis grandes retos es ser escuchada por los agentes de gobierno en el plano nacional e internacional. Es una gran responsabilidad, y una preciosa oportunidad transmitir el mensaje de muchas personas con realidades muy delicadas, que buscan el bienestar de los suyos a través de una vida digna. Además de una gran empatía y comprensión, dar testimonio a personas en situación de vulnerabilidad requiere respeto, seriedad, y merece una gran profesionalidad, conseguir trabajar respetando estos valores se ha convertido en el eje de mi aprendizaje en esta etapa.
Para ello, participo directamente con organizaciones gubernamentales y no gubernamentales para conseguir resultados en materia de protección de migrantes, solicitantes de asilo y refugiados. Puedo decir que trabajar con equipos multidisciplinares ha mejorado mi nivel de adaptabilidad y mi creatividad a la hora de mostrar mis ideas a otros grupos. Así mismo, junto con el resto de las oficinas del SJR Europa, analizo los principales desafíos y políticas, identificando problemas y formulando posiciones comunes y recomendaciones enfocadas a un cambio efectivo en materia migratoria. Mis habilidades comunicativas han mejorado, y practico la escucha activa, atendiendo mítines sobre los asuntos clave para nuestra respuesta en terreno, materias como protección, defensa legal e institucional, educación o vivienda. Conocer diferentes opiniones de compañeras trabajando sobre la misma realidad, me ha hecho más flexible y capaz a la hora de exponer los puntos de vista de mi equipo. Estoy muy en contacto con grupos presididos por ACNUR, el Ayuntamiento de Atenas, y otras organizaciones de carácter no gubernamental, el net-working es una parte indispensable en mi labor en Grecia. Crear red, junto con otros agentes desarrollistas y humanitarios, nos mantienen unidos, al día de los progresos, obstáculos y nuevos desafíos, y hace más eficaz la respuesta desde nuestro equipo. Por supuesto, estar al corriente de la situación cambiante migratoria, exige de mucha lectura, paciencia y dedicación, pero la sensación de trabajar unidos por lograr el objetivo tan bonito y justo del respeto los derechos humanos, hace que todo cobre sentido.
Cuando inicias el camino de la cooperación internacional, lo emprendes con muchos sueños, grandes metas, a veces se cumplen, otras muchas no, pero lo que sí que estoy disfrutando del camino. ¡Quien me diría a mi unos años atrás que hablaría griego! ¡Una lengua preciosa que hace que me acerque más a la cultura del país y a su gente!
Raquel Verdasco es parte de las experiencias en terreno de la Cátedra de Refugiados y Migrantes Forzosos del IUEM.