Este enero cumplo cuatro meses en la oficina técnica del Servicio Jesuita a Migrantes. Cuatro meses de aprendizaje y de nuevos retos y competencias.
Me gustaría empezar este segundo post resaltando, de nuevo, el grupo humano que compone la entidad. Con el paso de los días he podido ver que SJM destaca el significado de equipo a nivel profesional y a nivel humano. Si bien hay reuniones periódicas para poner en común el trabajo de la semana, también hay encuentros de equipo, para conocernos y escucharnos. Desde los compañeros nunca falta un momento para preguntar qué tal o mandar una palabra de cariño si saben de alguien que no atraviesa un buen momento. En SJM se trabaja en red, se hace tándem.
Sobre mis tareas, he aprendido que la comunicación es amplia y que planea sobre todas y cada una de las áreas que componen la entidad; dentro de cada una siempre hay algo que comunicar. Apoyar en este sector me ha dado la oportunidad de conocer más a fondo cada línea de trabajo de la organización y no aprender de solo una de ellas.
Con esto, las tareas que llevo a cabo se pueden dividir en dos grupos: las del día a día y las más puntuales. Entre aquellas del día a día se encuentran las redes sociales, el mantenimiento de la web, las analíticas y la publicación del boletín mensual con las noticias más destacables del mes, etc. Y dentro de las más puntuales están: la elaboración del dossier de comunicación, las reuniones con otras entidades de la red, la traducción de documentos o la presentación de informes ante la prensa.
Otra de las cosas que me vienen a la cabeza al pensar en lo positivo del trabajo es el dinamismo de la entidad, su predisposición a avanzar y a mejorar. Y, a nivel personal, la libertad que me ofrecen para proponer y la confianza para llevar a cabo. En este momento en Comunicación trabajamos para organizar y potenciar los proyectos ya existentes, la cohesión entre entidades (optimización de la comunicación interna) y la resolución de problemas que frenan la fluidez de las tareas diarias, pero también en la puesta en marcha de nuevos proyectos que nos permitan abrir puertas a nuevos aprendizajes, a nuevos contactos y llegar a nuevos públicos.
Gracias a todo este trabajo he aprendido a organizarme y adaptarme al modo de funcionar y recursos de la organización, a estimular mi creatividad y a identificar puntos débiles e intentar corregirlos, algunos están conseguidos, otros aún pendientes, pero se lograrán porque si algo mantengo desde que comencé en SJM es el empujón de motivación que me produce saber que apoyo una organización referente en el acompañamiento y defensa de personas migrantes.
Aunque estos cuatro meses han dado mucho de sí, la aventura solo está a la mitad. Continuamos luchando por la igualdad de derechos, por la naturalización de la migración y por la particular defensa de aquellas personas migradas en situación de especial vulnerabilidad.
Adriana Gómez es parte del programa de experiencias en el terreno de la Catedra de Refugiados y Migrantes Forzosos del IUEM.