Finalizar el Máster en Cooperación Internacional al Desarrollo y, consecuentemente, mi etapa como estudiante se sintió como un salto al vacío. ¿Y ahora qué? ¿Quién me dará la oportunidad de poder comenzar en el mundo laboral?
Cuando estos pensamientos ya empezaban a rondarme la cabeza, desde el Instituto Universitario de Estudios sobre Migraciones de la Universidad de Comillas se informó de la posibilidad de optar a unas prácticas remuneradas y no dudé en solicitarlas; la oportunidad era perfecta, no solo por el hecho de tener una opción, sino porque esa opción suponía cumplir una meta personal: trabajar en el mundo de las migraciones.
Cuando supe que era la persona seleccionada para el puesto de Comunicación en el Servicio Jesuita a Migrantes, sentí agradecimiento y calma a partes iguales.
Ese agradecimiento aumentó con la acogida que me dio el equipo que compone la oficina técnica del SJM al comenzar en el puesto. Tanto Alberto como Alicia, Diego, María, Jaime y Bárbara se ofrecieron, desde un primer momento, a ayudar con lo que fuese necesario para integrarme; y especialmente Dani, responsable de Comunicación, quien, con paciencia, me está enseñando a desarrollar cada tarea del departamento dándome, al mismo tiempo, independencia y libertad para proponer nuevas ideas.
El puesto, de alguna manera, suponía un reto para mí, puesto que no tenía experiencia profesional en el ámbito de Comunicación; a penas conocía un uno por ciento de lo que en realidad es este trabajo por lo que pude ver en unas anteriores prácticas en la sección de proyectos y gracias a la asignatura de Comunicación e Incidencia cursada en el Máster de Cooperación. Sin embargo, esta falta de experiencia la afronto como un reto y, al fin y al cabo, los retos crean motivación.
Este gran reto se divide en otros más pequeños presentados en las actividades del día a día. El primero de ellos fue conocer la red que compone el SJM y el lugar en el que me sitúo dentro de ella. ¿Cómo funciona esta red? ¿Cuáles son sus líneas de actuación? ¿Qué puedo aportar yo? Y, tras esto, comenzó la profundización en las tareas de Comunicación: redes sociales, página web, publicación de informes y campañas, newsletter, recopilación de analíticas, actualización de calendarios…
Todo nuevo para mí, aunque, sin duda, el desafío principal está siendo el aprender a compartir todo el trabajo que se hace desde cada organización de la red y las noticias más relevantes relacionadas con la migración, así como conseguir que esta información alcance a la mayor cantidad de personas posible. En otras palabras, hacer visible el mundo de la migración, sus desafíos y sus avances.
Sin embargo, en mi caso pesa más el otro lado de la balanza, aquel en el que está la cantidad de información y de formación que estoy recibiendo. Al ir avanzando en cada uno de estos pequeños retos diarios, voy sumando a mi mochila aprendizaje y cada vez un poco más de sentimiento de realización por saber que ahora formo parte del mundo de las migraciones y que mi trabajo supone añadir un granito de arena en el mismo.
Esto solo acaba de empezar.
Adriana Gómez es parte del programa de experiencias en el terreno de la Catedra de Refugiados y Migrantes Forzosos del IUEM.