El racismo viene a ser una interpretación ideológica que confiere a cierta raza o grupo étnico una posición de poder por encima de otros sobre la base de atributos físicos o culturales, así como de recursos económicos, que implica relaciones jerárquicas en las que la raza “superior” ejerce el dominio y el control sobre los demás.
Por otra parte, la cuestión de la xenofobia se refiere a las actitudes, los prejuicios y la conducta que rechazan, excluyen y a menudo denigran a las personas, fundados en la percepción de que se trata de forasteros o de extranjeros ajenos a la comunidad, a la sociedad o a la identidad nacional. La xenofobia tiene que ver fundamentalmente con el estereotipo y el racismo más con la ideología.
El prejuicio puede ser de dos tipos: manifiesto (caliente, cercano y directo), versión abierta de la visión contraria a las minorías (antinormativo) y el prejuicio sutil (frío, distante, indirecto), que es una versión encubierta de la misma pero socialmente aceptable. El prejuicio sutil es una actitud no abiertamente racista (al revés que el racismo simbólico), sino basada en la defensa de los valores tradicionales, en la exageración de las diferencias culturales y en la negación de las emociones positivas hacia el grupo estigmatizado. El prejuicio sutil surge porque existen normas que prohíben las expresiones manifiestas del prejuicio y la discriminación. El prejuicio operacionaliza a partir de la combinación de tres variables: opinión sobre los otros, estereotipo (cognitivo), emociones (afectivo) y distancia social preferida con respecto al otro (conductual).
El sesgo de deseabilidad social. El prejuicio sutil enmascara el racismo a través del llamado sesgo de deseabilidad social. Así, ante la cada vez mayor censura social que existe contra el racismo o sus expresiones abiertas, las personas han dejado de expresar el racismo de forma directa y manifiesta, pero no han podido cambiar la representación negativa que tienen sobre diversas minorías étnicas. Por tanto, se han ido generado nuevas formas de racismo, capaces de esquivar el coste social del racismo manifiesto.
La cohesión social, entendida como el grado de consenso de los miembros de un grupo social o la percepción de pertenencia a un proyecto o situación común, tiene tres dimensiones: La dimensión cultural esto es, los valores compartidos y las normas consensuadas; la dimensión redistributiva, encaminada a reducir al máximo las desigualdades y disparidades que existen en una sociedad; y la dimensión relacional, constituida por el capital social (las redes) como vínculo entre las personas. En la medida en que las sociedades sean capaces de generar mecanismos que avancen hacia la integración de la población inmigrante en un sistema de igualdad de oportunidades y derechos, mayor es su cohesión social. Se entiende la cohesión social, desde un punto de vista no asimilador, sino reconociendo la diversidad cultural, con la construcción de normas y valores basados en acuerdos que permitan la convivencia.
En este sentido, resulta de particular interés profundizar de manera simultánea en las dimensiones de la cohesión social (cultural, redistributiva y relacional) con los componentes del prejuicio (cognitivo, afectivo y conductual). De esta manera se puede estudiar qué aspectos del prejuicio pueden estar ralentizando el camino hacia la cohesión social.
Los resultados del análisis de actitudes y percepciones de los españoles hacia la inmigración se llega a la conclusión que el componente afectivo del prejuicio representado por el grado de confianza en la gente parece ser el componente que más discrimina en las dimensiones que se encuentran dentro de la cohesión social. Por otra parte, este componente afectivo del prejuicio está muy relacionado con la variable autoubicación en la escala del racismo. Al relacionar esta variable con el grado de confianza, afloran conductas racistas en aquellos que muestran baja confianza en la gente y conductas no racistas en aquellos que tienen elevada confianza en la gente. Por tanto, parece que el componente afectivo del prejuicio, podría ser una buena aproximación de la autoubicación como racistas de los españoles.
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Raquel Caro es Investigadora del Instituto Universitario de Migraciones