Por María Olivera
Ha llegado el final de mi etapa en la región de los Grandes Lagos. En Goma, a orillas del lago Kivu, para ser más exactos. Quizás, con un poco de buena suerte, debería matizar y decir final de esta etapa, pero no en la región.
En los meses de noviembre y diciembre, la vida en Goma, contra todo pronóstico, sigue su curso de forma tranquila, todo lo contrario que los despachos de las grandes oficinas de agencias de Naciones Unidas y organizaciones internacionales presentes en la ciudad. El final del año se acerca, y con él los agobios y prisas por tener todos los informes finales de todos los proyectos a tiempo, así como conseguir el mayor número de propuestas con financiación aprobadas para comenzar el año próximo lo mejor posible. JRS no es menos, y el correteo por la oficina con datos que van y vienen es una constante diaria, lo que hace el trabajo burocrático más entretenido. Este ambiente de estrés, también se nota fuera de oficinas y reuniones, en los restaurantes de la ciudad, donde se puede ver a algún agobiado que se ha fumado un paquete de cigarrillos entero en una hora del estrés que lleva encima y no para de gritar que ha pedido la hamburguesa con queso y sin mayonesa, y no al revés. Mucho tiempo en Goma y sin asumir que hay ponerle mayonesa a todo.
En cuanto a la ciudad, lo de sorprendentemente tranquila es debido a que el 23 de diciembre de este año se convocan elecciones presidenciales y legislativas en todo el país, parece ser, porque es difícil confirmar algo cien por cien en esta zona, nunca sabes lo que puede pasar ni qué giro pueden tomar los acontecimientos mañana, y ya no se pone la mano en el fuego por nada. El actual presidente lleva en el poder desde 2001, y parece ser que sale, queriendo dejar en el país unas elecciones“limpias” y un presidente electo competente. Ya se verá. Pero parece que, a pesar de la epidemia de ébola presente en el territorio de Beni que amenaza con extenderse a toda la provincia de Kivu Norte, y de los grupos armados que campan a sus anchas por las montañas del territorio congoleño, las elecciones van a celebrarse. Y el “cuñadismo” también existe en este país centroafricano, lo que hace que las charlas en bares locales con amigos sean más divertidas, escuchándolos gritar a quién van a votar como quien grita a la pantalla viendo el fútbol.
Fue el otro día con unos amigos en uno de estos bares cuando me di cuenta que Goma se ha convertido un poco en mi casa este año, y que gracias a la experiencia con JRS sé que me gustaría seguir trabajando en el sector, y a ser posible, en la misma ciudad. Goma ofrece un mundo de posibilidades en el que aún me quedan muchas cosas por descubrir, y siento que no he hecho sino empezar. Tentaremos a la suerte un poco más todavía.