Mi historia comienza en el mundo de la ingeniería, donde cursé mis estudios y trabajé durante toda mi vida profesional. Sin embargo, en un momento determinado, el año pasado para ser exactos, sentí la llamada de embarcarme en una nueva aventura y cambiar de rumbo.
Decidí dar un giro completo a mi vida y me inscribí en el Máster de Cooperación Internacional al Desarrollo en la Universidad Pontificia de Comillas. Este cambio representó un desafío para mí en todos los aspectos de mi vida, pero también me brindó la oportunidad de conocer la cooperación internacional al desarrollo y, sin lugar a dudas, también a crecer de manera integral.
A través de la Cátedra de Refugiados y Migrantes Forzosos conseguí una beca en la Fundación Entreculturas y la experiencia me está resultando reveladora. Me ha impresionado profundamente la calidad humana de todos los que forman parte de esta organización, ya sean personal interno, expatriados, becarios, voluntarios … aquí el compañerismo y la inclusión son valores vividos, no solo palabras.
Desde el primer día, fui acogida con calidez por un equipo comprometido y solidario, dispuesto a colaborar en todo en lo que ellos creen. En Entreculturas, se respira un ambiente de total aceptación y colaboración, donde cada uno de nosotros es valorado (con una humanidad que no deja de sorprenderme) por sus habilidades y contribuciones individuales, sin importar su origen, experiencia o formación.
Las relaciones humanas en este entorno son, para mí, un tesoro invaluable. Aquí, he encontrado no solo colegas, sino “compas” con quienes compartir risas, sueños, desafíos y muchas veces, conversaciones profundas. Juntos, creamos un ambiente de confianza que nos impulsa a avanzar y a superar cualquier piedra en el camino.
En Entreculturas, el aprendizaje nunca termina. Cada día es una oportunidad para aprender algo nuevo, ya sea de mis colegas, de las comunidades con las que trabajamos o de las experiencias diarias. Esta cultura de aprendizaje continuo me inspira a seguir creciendo y mejorando, tanto a nivel personal como profesional.
Realizar las prácticas aquí me está brindando la oportunidad de experimentar el impacto positivo de la cooperación internacional en las vidas de las personas, impulsado por el deseo de construir un mundo más justo, equitativo y solidario para todos. Esta experiencia no sólo ha enriquecido mi trayectoria profesional, sino también mi perspectiva sobre el mundo y mi papel en él. Me ha enseñado la importancia de la empatía y el compromiso en la edificación de un futuro más prometedor. Cada día, me levanto sabiendo que mi labor contribuye, aunque sea de manera modesta, a hacer del mundo un lugar mejor.
Mi viaje desde la ingeniería hasta la cooperación internacional está siendo muy gratificante. Estoy agradecida por las oportunidades que he tenido y emocionada por lo que el futuro pueda deparar. Con cada paso que doy, me acerco un poco más a mi objetivo de contribuir a un mundo más justo y solidario para todos. ¡Quién sabe qué aventuras me esperan!
Esther Hernández es contrato en prácticas en Sede Entreculturas de la Cátedra de Refugiados y Migrantes Forzosos