El físico Robert Oppenheimer, más allá de la bomba atómica (II)

[Leandro Sequeiros] Este artículo, continuación del anterior, profundiza en el carácter poliédrico del físico J. Robert Oppenheimer y su papel como desarrollador de la bomba atómica, así como la compleja relación entre la ciencia, la ética y la política.

 

Oppenheimer: una personalidad compleja

A Oppenheimer se le atribuye el haber fundado la escuela estadounidense de física teórica; era reputado por su eclecticismo, su interés por los idiomas, la filosofía oriental y la elocuencia y claridad con la cual pensaba. Pero tuvo también una vida turbulenta, y sufrió períodos de depresión psicológica.

Una vez escribió a su hermano: Necesito más la física que los amigos. Era un hombre alto, delgado, fumador continuo, que a veces olvidaba comer durante sus períodos de concentración individual. Algunos de sus amigos pensaban que Oppenheimer tenía tendencias auto destructivas y en varias ocasiones sus colegas se preocuparon por su melancolía e inseguridad.

Oppenheimer y la Comisión de Energía Atómica

En cuanto se creó la United States Atomic Energy Commission (Comisión de Energía Atómica de EE. UU, AEC) en 1946 como una agencia civil controlando las investigaciones y armas nucleares, Oppenheimer fue nombrado presidente de su General Advisory Committee (Comité Asesor General, GAC) y dimitió de su cargo como director de Los Álamos. Desde ese puesto dio consejos sobre varios asuntos nucleares, incluyendo el patrocinio de los proyectos, la construcción de los laboratorios, e incluso la política internacional, aunque no siempre se pusieron en práctica los consejos del GAC.

El Plan Baruch de 1946, que exigió la internacionalización de la energía atómica, provino en parte de las opiniones de Oppenheimer, aunque para su consternación incluyó muchos elementos adicionales que mostraron claramente que su meta fue simplemente impedir a la Unión Soviética conseguir una bomba propia, en vez de fomentar un duradero mecanismo internacional de control. La Unión Soviética rechazó el plan, sin sorprender a los observadores, y Oppenheimer se dio cuenta de que una carrera de armamentos era inevitable debido a la desconfianza entre los EE. UU. y la URSS.

En 1947, Oppenheimer salió de Berkeley por problemas con la administración durante la guerra, según dijo, y se hizo el director del Institute for Advanced Study (Instituto para el Estudio Avanzado) en Princeton. Más tarde tuvo el antiguo puesto de Albert Einstein de alto profesor de la física teórica.

Mientras todavía era presidente del GAC, Oppenheimer presionó con vigor para el control internacional de armamentos y para el patrocinio de la ciencia fundamental, e intentó influir en la política contra una carrera de armamentos acalorada. Cuando el gobierno debatía sobre realizar un programa intensivo para desarrollar un arma basada en la fusión nuclear -la bomba termonuclear

Oppenheimer al principio recomendó que no, aunque había favorecido a desarrollar un arma así en los primeros días del Proyecto Manhattan. En parte lo impulsaron las razones éticas, creyendo que tal arma se podía usar solamente contra los civiles, causando millones de muertos. Pero también lo impulsaron razones prácticas. Como en la época no existía ningún diseño factible de una bomba termonuclear, Oppenheimer opinaba que sería mejor gastar los recursos creando una gran fuerza de armas de fisión. A pesar de su consejo, el presidente Harry Truman anunció un programa intensivo después que la Unión Soviética probó su primera bomba atómica en 1949.

Oppenheimer y otros colegas del GAC adversarios del proyecto, sobre todo James Conant, se sintieron rechazados personalmente y consideraron retirarse del comité. Se quedaron, aunque sus opiniones sobre la bomba termonuclear se conocieron bien.

Las sospechas sobre Oppenheimer

En su papel como consejero político, Oppenheimer se ganó muchos enemigos. El FBI dirigido por J. Edgar Hoover había estado siguiendo sus actividades desde antes de la guerra, cuando mostró simpatías hacia ideas y personas de ideología comunista. Estaban deseando proporcionar a los enemigos políticos y profesionales de Oppenheimer pruebas incriminatorias sobre vínculos comunistas.

Entre estos enemigos estaba incluido Lewis Strauss, un comisionado de la AEC que durante mucho tiempo había albergado resentimiento contra Oppenheimer, tanto por su actividad contra la bomba de hidrógeno como por haberle humillado ante el Congreso algunos años antes.

Strauss y el senador Brien McMahon, autor en 1946 de la Ley de Energía Atómica (Atomic Energy Act), secundados por Edward Teller, el formulador de la acusación, impulsaron al presidente Eisenhower a revocar la credencial de seguridad de Oppenheimer.

Esto llegó tras la controversia sobre si algunos de los alumnos de Oppenheimer, incluyendo a David BohmJoseph Weinberg y Bernard Peters, habían sido comunistas en la época en que habían trabajado con él en Berkeley. El hermano de Oppenheimer, Frank Oppenheimer, fue obligado a testificar ante el Comité de Actividades Anti-Americanas, donde admitió haber sido miembro del Partido Comunista en los años 1930, pero rechazó dar los nombres de otros miembros. A consecuencia de esto Frank fue despedido de su puesto universitario, y al no poder encontrar trabajo en el campo de la física, terminó como ranchero en Colorado.

En 1953, Oppenheimer fue acusado de ser un riesgo para la seguridad y el presidente Eisenhower le pidió su renuncia. Oppenheimer se negó y solicitó una auditoría para evaluar su lealtad, y que mientras tanto su credencial de seguridad quedara en suspenso. Las comparecencias públicas que siguieron se centraron en los pasados vínculos comunistas de Oppenheimer y en su asociación durante el Proyecto Manhattan con científicos sospechosos de desleales o comunistas. Uno de los elementos clave en este proceso fue el testimonio anterior de Oppenheimer sobre su amigo Haakon Chevalier, que él mismo confesó haber fabricado.

De hecho, Oppenheimer nunca había hablado sobre ello a Chevalier, y el testimonio había llevado a Chevalier a perder su empleo. Edward Teller, con el cual Oppenheimer había estado en desacuerdo sobre la bomba de hidrógeno, testificó contra él, provocando las iras de la comunidad científica y la práctica expulsión de Teller de la ciencia académica. La credencial de seguridad de Oppenheimer fue revocada.

Tal como sucedió, Oppenheimer fue visto por la mayor parte de la comunidad científica como un mártir del macartismo, un liberal ecléctico que fue injustamente atacado por enemigos belicistas, símbolo de la sustitución de la creatividad científica académica por el militarismo.

Oppenheimer y el Institute for Advanced Study

Privado de poder político, Oppenheimer continuó dando clases, escribiendo y trabajando en la física. Recorrió Europa y Japón, dando charlas sobre la historia de la ciencia, el papel de la ciencia en la sociedad, y la naturaleza del universo. En 1963, a instancias de muchos de los amigos políticos de Oppenheimer que habían alcanzado poder, el presidente John F. Kennedy concedió a Oppenheimer el Premio Enrico Fermi como un gesto de rehabilitación política. Edward Teller, ganador del premio el año anterior, también había recomendado que lo recibiera Oppenheimer.

Poco más de una semana después del asesinato de Kennedy, su sucesor, el presidente Lyndon Johnson, entregó el premio a Oppenheimer, “por contribuciones a la física teórica como profesor y originador de ideas, y por el liderazgo del laboratorio de Los Álamos y del programa de energía atómica durante años críticos”.

Oppenheimer dijo a Johnson: «Pienso que es posible, señor presidente, que haya necesitado de cierta caridad y cierto coraje para conceder este premio hoy. Ello podría significar un buen augurio para el porvenir de todos».

La rehabilitación implicada por el premio era solo simbólica, pues Oppenheimer siguió careciendo de credencial de seguridad, y no iba a tener efectos en la política oficial, pero el premio vino con una dotación de 50.000 dólares.

En sus últimos años Oppenheimer continuó su trabajo en el Institute for Advanced Study, reuniendo intelectuales a la altura de sus capacidades y de varias disciplinas para resolver las preguntas más pertinentes de la época actual. Sus conferencias en Estados UnidosEuropa y Canadá fueron publicadas en muchos libros. A pesar de todo, pensó que el esfuerzo tuvo un efecto mínimo en la política real.

Últimos años: “el animal herido”

Se dice que después de la auditoría de seguridad de 1954 Oppenheimer fue “como un animal herido”, y empezó a retirarse a una vida más sencilla. En 1957 adquirió un terreno en playa Gibney, en la isla de Saint John, en las Islas Vírgenes de los Estados Unidos.

Construyó una residencia vacacional sencilla, donde pasaría las vacaciones, usualmente varios meses por año, con su esposa Kitty. Oppenheimer también pasó bastante tiempo navegando con su esposa. A su muerte, la propiedad fue heredada por su hija Toni, quien la legó “al pueblo de St. John como parque público y área recreativa”.

En la actualidad, el gobierno de las Islas Vírgenes ha creado un centro comunitario allí, que puede ser arrendado. La playa es conocida coloquialmente hasta hoy como “playa Oppenheimer”.

Robert Oppenheimer falleció por cáncer de garganta en 1967. A su funeral asistieron muchos de sus asociados científicos, políticos y militares. Fue incinerado y sus cenizas fueron esparcidas en las Islas Vírgenes.

Conclusión

La película de Christopher Nolan, Oppenheimer (2023) presentará, sin duda, las contradicciones internas de Robert Oppenheimer. No es fácil reducir a la duración de una película la complejidad de esta personalidad en el contexto de los Estados Unidos. El rodaje de la producción se lleva bastante en secreto, pero sabe que comenzó en la primera mitad de este año 2022. Pese al secretismo de la producción, como si fuese una cinta de Marvel, sí que se ha comunicado la intención de una lejana fecha de estreno de forma exacta. Si nada se tuerce en el nuevo rodaje de Christopher Nolan, Oppenheimer llegará a los cines, al menos en Estados Unidos, el 21 de julio de 2023.

 

Leandro Sequeiros. Presidente de ASINJA (Asociación Interdisciplinar José de Acosta) y Colaborador de la Cátedra Hana y Francisco J. Ayala de Ciencia, Tecnología y Religión