Posverdad y Ciencia, Tecnología y Religión (II)

[Leandro Sequeiros] Presentamos la segunda parte del artículo ya publicado en FronterasCTR el pasado lunes 5 de diciembre. Los días 25 y 26 de noviembre de 2022 tuvo lugar dentro del ámbito de la Universidad de Granada el Simposio “Posverdad a debate”, impulsado por la Cátedra Iberoamericana de Filosofía G. W. Leibniz. El Observatorio de la Verdad de la Facultad de Filosofía de Granada (a través del profesor Juan A. Nicolás) es quien organizó este Simposio. Esta reunión interdisciplinar de alto nivel intelectual puede considerarse –según su organizador– “casi el final de un largo proyecto en el que hemos estado implicadas cincuenta personas durante casi dos años, divididos en diez grupos de trabajo. Yo coordinaba el de ‘Educación y Posverdad, un grupo en el que estaba gente de gran nivel: Ángel Pérez, Silvia Bevilacqua, Tasio Ovejero y Teresa Cabruja”. Sin embargo, el proyecto continúa después de esta fase intentando tender puentes interdisciplinares.

 

La historia del concepto de posverdad

Posverdad (o mentira emotiva) es un neologismo que implica la distorsión deliberada de una realidad en la que priman las emociones y las creencias personales frente a los hechos objetivos, con el fin de crear y modelar la opinión pública e influir en las actitudes sociales, tal como lo define la Real Academia Española de la Lengua (RAE). ​Coincide con una percepción de desinformación interesada que, en estos últimos años, parece construir las mimbres de nuestras sociedades occidentales.

El concepto de posverdad creció en popularidad a partir de la elección de Donald Trump, expresidente de los Estados Unidos, y de la campaña por el Brexit. Pero, su origen, sin embargo, es de principios de la década de 1990.

El origen del término post-truth, en inglés, de acuerdo con el diccionario de Oxford, se empleó por primera vez en 1992. Lo hizo el dramaturgo serbio estadounidense Steve Tesich, en un artículo publicado en la revista The Nation. En el artículo, Tesich decía: “Lamento que nosotros, como pueblo libre, hayamos decidido libremente vivir en un mundo en donde reina la posverdad.” Tesich reflexionaba en este texto sobre el escándalo Irán-Contra y la guerra del Golfo Pérsico.

El filósofo, humanista y pensador británico, A. C Grayling, asegura que la posverdad tiene su origen en la crisis económica del 2008, debido al resentimiento económico, que facilitó la exaltación de las emociones sobre temas como la inmigración, y sembró dudas sobre los políticos. Grayling también asegura que otro ingrediente clave en la cultura de la posverdad son las redes sociales.

Otro de los orígenes contemporáneos del término posverdad se le atribuye al bloguero David Roberts, quien en 2010 escribió un artículo para la revista norteamericana especializada en información medioambiental Grist, donde por primera vez se hablaba de “política de posverdad”, donde la definió como “una cultura política en la que la política (la opinión pública y la narrativa de los medios de comunicación) se han vuelto casi totalmente desconectadas de la política pública (la sustancia de lo que se legisla)”. El inventor del término se refería a los políticos que negaban el cambio climático, pese a toda la evidencia científica que existía al respecto.​

Algunos comentaristas políticos han identificado la política posverdad como ascendente en la política de algunos países, así como en otras áreas de debate, impulsadas por una combinación del ciclo de noticias de veinticuatro horas, de un falso equilibrio mediático, y la creciente ubicuidad de los medios sociales.

La política de la posverdad se ha aplicado como una palabra de moda​ en una amplia gama de culturas políticas: un artículo en The Economist identificó la existencia de política de la posverdad en AustriaAlemania,​ Corea del NortePoloniaRusiaTurquíaReino Unido y Estados Unidos​.

En 2016, la etiqueta “posverdad” fue especialmente usada para describir la campaña presidencial de Donald Trump, tanto por periodistas y columnistas​ como por académicos de las áreas de Ciencias Políticas e Historia de Harvard.​ La explicación de la posverdad también fue utilizada para describir la campaña a favor de la salida del Reino Unido de la Unión Europea en el referéndum de 2016.

 

Conclusiones del Simposio “Posverdad a debate” (Universidad de Granada)

El Simposio “Posverdad a debate” (25-26 de noviembre de 2022) ha sido una puesta en común de un largo trabajo previo estructurado en 9 grupos de trabajo con marcado signo interdisciplinar dentro del ámbito de la filosofía: Tecnología, Psicología, Comunicación, Economía, Derecho, Politología, Educación, Historia y propiamente la Filosofía. Puede considerarse el final de una primera fase de trabajo, de tipo multidisciplinar. El paso siguiente debería tener un sesgo interdisciplinar, tener puentes para integrar los saberes dispersos en una unidad epistemológicamente superior.

 

Resúmenes de los informes de los grupos de trabajo

Cada uno de los nueve grupos de trabajo (que han elaborado sus informes de modo multidisciplinar, y desgraciadamente con escasa interdisciplinariedad) fueron informando durante el viernes 25 y el sábado 26. La grabación puede encontrarse en la red.

Presentamos los resúmenes de los relatos de cada grupo de trabajo en el orden que tuvieron lugar:

 

  1. Grupo de Tecnología

Destaca el hecho de que en el proyecto existe un sesgo: los únicos representantes en este grupo pertenecen al mundo de las tecnologías informáticas y digitales, lenguajes de computación y expertos en inteligencia artificial. No han trabajado en el grupo otros colectivos relacionados con otras tecnologías, las ingenierías clásicas y arquitectura.

La información dada por este grupo insiste en estos aspectos: a) Las máquinas (los grandes ordenadores) no tienen capacidad por sí mismas de engañar, de general fake news o posverdades. Los únicos posibles engaños provienen de la voluntad de aquellos que las han diseñado. Las respuestas de los ordenadores dependen de los algoritmos que las gobiernan. No tienen voluntad de engañar a no ser que sus diseñadores las hayan programado para generar y filtrar determinadas conclusiones.

Y, en segundo lugar, podrían aparecer posverdades cuando se interpretan de forma interesada los resultados del procesamiento de los grandes datos en un ordenador. Además, el hecho de que los algoritmos y los sistemas electrónicos analicen las fuentes, las reorganicen y las entiendan ha provocado que estos sistemas inanimados extraigan sus propias conclusiones y aprendan de ellas, cambiando los procedimientos y la manera de presentar la información.

De esta manera el usuario que busca información encuentra ideas ya extraídas, y no se le permite razonar y analizar la información para obtener sus propias conclusiones. A esto se le añade el hecho de que cada vez es más común ver noticias repetidas, falsos expertos dando opiniones que confunden a la población y medios de comunicación manchados por bulosplagios y opiniones enmascaradas como información veraz, lo que dificulta aún más que el ciudadano de a pie se informe. ​

Otro aspecto de interés es este: un sistema informático bien procesado puede detectar contradicciones en los resultados en interpretaciones. Pueden detectar posverdades incluidas por los programadores. Desde este punto de vista, la Inteligencia Artificial, bien utilizada, puede ser una herramienta útil para desmontar falsas verdades que se intentan introducir en la opinión pública.

 

  1. Grupo de Psicología

El equipo que ha investigado los aspectos psicológicos de la posverdad, se ha centrado en describir una mirada psicosocial a la posverdad. Y más en concreto, proponer cuáles podrían ser las claves psicológicas y sociales para entender por qué aceptamos y difundimos información falsa.

Los procesos de memoria del pasado y de reelaboración cognitiva de la información que procesamos en nuestra mente están muy condicionados (cuando no determinados) por determinados sentimientos, emociones, afectos y desafectos.

Desde el punto de vista de la investigación psicológica, nuestras visiones del mundo están construidas por la información que nos llega a lo largo de nuestra biografía. Pero esta información no es neutra. Cada vez se tiene más certeza de que los elementos extra intelectuales inciden de forma determinante en la construcción social (en nuestro grupo) de imaginarios que creemos que fundamentan nuestras visiones del mundo.

En una sociedad que fomenta la inseguridad, el miedo y la incertidumbre, la aceptación de tendencias conspiranoicas (desconfianza hacia lo desconocido que aparece como amenaza a la seguridad personal o familiar o grupal) es una tendencia psicológica más fuerte. Y esta colabora con la construcción de posverdades que generan ansiedad y se aceptan. Y más aún: descargan nuestra inseguridad difundiéndolas para buscar aliados protectores.

 

  1. Grupo de Economía

El grupo de Economía abordó la problemática de la posverdad desde una perspectiva propia: ¿hasta qué punto determinadas representaciones mentales sobre la economía no se constituyen en posverdades que favorecen los intereses de los grupos bancarios?

Los temas tratados traslucen estas perspectivas: “Posverdad y cultura económica dominante: ¿es el economista neoclásico un sofista desaprensivo?”; “Fake news y economía experimental”; “Fenómenos financieros en la era de la desinformación”; “Prácticas posverdaderas en el préstamo hipotecario, ¿intencionadas?”

 

  1. Grupo de Derecho

Desde el punto de vista de las ciencias jurídicas, las diversas aportaciones se elaboraron desde dos contextos diferentes: primero, el contexto de las consecuencias jurídicas y penales de las fake news, las posverdades y sus implicaciones éticas y penales. La libertad de expresión tiene sus límites y traspasar esos límites puede tener consecuencias penales. Y es tarea de los juristas elaborar protocolos que, salvando la libertad de expresión, salvaguarde el derecho de los ciudadanos a saber la verdad. Y, por otra parte, algunos de los investigadores de este grupo pusieron el acento las posibles posverdades que pueden fundamentar determinadas disposiciones legales. La filosofía del derecho incluye lo que podría llamarse la ética que fundamenta el desarrollo de las diversas legislaciones que el derecho internacional y las legislaciones de los países y de las instituciones puedan elaborar.

 

  1. Grupo de Politología

Las ciencias políticas están también atravesadas por la posverdad. También en este caso hay diversos niveles de implicación. Para algunos de los miembros del grupo, había que poner el acento en los discursos de los políticos. Los ciudadanos acusan a los políticos de mentirosos, de tergiversar la realidad para defender sus propias posturas políticas. De alguna manera, todo el debate filosófico sobre la posverdad se alimenta del discurso de Donald Trump en Estados Unidos.

Por otra parte, otros ponentes insisten en las implicaciones éticas y jurídicas de las fake news en el mundo político. Estos títulos son significativos: “Democracia, opinión pública y deliberación en tiempos de posverdad”; “Pluralismo político y posverdad: una revisión del controvertido papel del conocimiento experto en la política democrática”; “Desinformación electoral: Causas, objetivos y posibles respuestas”; “La tecnopolítica de la posverdad: cómo las plataformas digitales han generado un nuevo régimen de visibilidad y verdad”.

 

  1. Grupo de Educación

El grupo de educación dirigió su reflexión en dos direcciones convergentes: por una parte, algunos de los ponentes se fijaron en la responsabilidad de los educadores en formar la actitud ética de los alumnos para la adquisición de competencias educativas que detecten, enjuicien y rechacen las posverdades e intenten un aprendizaje basado en la verdad. En esto se centran las ponencias “El pensamiento como ejercicio del libre pensamiento”, “El aprendizaje cooperativo crítico como instrumento para combatir las falsas noticias (fake news) en la época de la posverdad”; “Docencia científica, género e interseccionalidad: actitud crítica ante discursos con ‘efectos de verdad’”.

Y, por otra parte, otros ponentes centraron su interés en los aspectos pedagógicos: el educador como paradigma de la construcción social de una visión del mundo coherente con los derechos humanos y el respeto a la dignidad de los seres humanos. Por ejemplo, estas ponencias se centran en esta dimensión: “La voluntad de verdad en una educación digitalizada”; “Pedagogía educativa y recreación didáctica en una era de posverdad”.

 

  1. Grupo de Historia

Uno de los campos del saber humano en el que es más evidente la introducción de posverdades es el campo de la Historia. Todos coinciden de que no es fácil interpretar el pasado desde el presente. Nuestro universo mental es diferente y no es fácil “ponerse en el lugar de las culturas e intereses del pasado”.

Los miembros de este grupo de trabajo de este Simposio abordaron las implicaciones de la posverdad en la historia desde diversas perspectivas. El problema de fondo es este: cómo salvar el necesario pluralismo en la interpretación de la historia, tanto de España como del mundo, como la Historia del Arte o la Historia de la ciencia (por ejemplo) y evitar la introducción de posverdades, de fake news, o interpretaciones abiertamente tendenciosas o preñadas de ideologías políticas en el discurso sobre la historia. Los miembros del grupo investigaron sobre cómo intereses no muy limpios han tergiversado muchas veces la interpretación de acontecimientos históricos. Los títulos de las ponencias revelan esta inquietud: “Posverdad y relato histórico”; “Posverdad, occidente e islam”; “Posverdad y memoria histórica”; “Posverdad y nacionalismo”, “Posverdad y populismo”.

 

  1. Grupo de Filosofía

¿Es posible una humanidad sin verdades? ¿es posible en muchos casos separar los hechos de las interpretaciones de los hechos? Es más: ¿cómo entender lo que escribió Nietzsche: “no existen hechos, solo interpretaciones”? ¿No se está dando una normalización de la mentira? ¿Es posible diferenciar verdad y veracidad? ¿Existe una hermenéutica de la verdad? ¿Puede existir una ética de la posverdad para salvaguardar algunos derechos?

El campo de la reflexión filosófica es uno de los campos más propicios a la introducción de posverdades, argumentos circulares o tendenciosos que enrarecen la libre discusión de las diversas concepciones del mundo. El tema de la “verdad” tiene aquí una gran importancia.

En este sentido discurrieron las diversas ponencias: “La importancia de la verdad para la ética de la comunicación en la era actual”; “Hermenéutica crítica de la verdad práctica en tiempos de inteligencia artificial y posverdad”; “La racionalidad pragmalingüística de la posverdad: un mundo sin indecibles”; “Problemas hermenéuticos en el fenómeno de posverdad”; “Miénteme que te creo, análisis del origen de la posverdad”.

 

  1. Grupo de Comunicación

Si convenimos que la posverdad se identifica con la desinformación deliberada, el grupo de Comunicación ha trabajado sobre el valor de la información en las sociedades democráticas y la posible e inevitable desinformación que llega a los ciudadanos debido a intereses egoístas.

Entre la posverdad y la comunicación, las relaciones ¿son de amor o de odio? No cabe duda de que en nuestras sociedades occidentales la información es una mercancía que hay que vender a través de los medios de comunicación y de las redes sociales. Es más: la información es poder, y quien la posee y la dosifica controla las sociedades.

En un mundo en el que la información es objeto de consumo, el exceso de información (tal como se da en las redes sociales) y su inmediatez hace que los que la reciben no pueden procesarla al ritmo adecuado y se consume con ansiedad sin que pueda haber herramientas críticas.

Aquello que constituye al ser humano y que lo diferencia de otros seres vivos es la posibilidad de comunicación a un nivel profundo que cristaliza en la construcción de un lenguaje articulado. Esta comunicación, no solamente oral, contribuye a la socialización y a la relación de alteridad entre los seres humanos.

Tal vez uno de los problemas nuevos más complejos de digerir es el exceso de información y de comunicación que llega a cada ciudadano. No hay tiempo ni capacidad de digerir, discernir, sistematizar e integrar tanta cantidad de información. Es más: todos percibimos la incapacidad de pasar por la criba de la racionalidad tanto “pasto” intelectual que nos llega por las redes sociales. Y no tenemos tiempo para saber qué es verdad, desinformación espontánea y desinformación deliberada a interesada.

La antropología filosófica muestra que la comunicación a muchos niveles es lo que nos constituye como humanos. En nuestras sociedades se habla de Medios de Comunicación, concepto que hoy va siendo sustituido por la construcción social de redes de interacción que contribuyen a lo que empieza a llamarse ‘cerebro colectivo’.

La simbiosis entre humanos y sistemas de procesamiento de información están contribuyendo a la emergencia de la sociedad del conocimiento. En esta sociedad, el conocimiento es patrimonio de toda la humanidad. Y esto supone que la construcción de los saberes se realiza dentro de unos parámetros éticos que contribuyen al bien común de la humanidad dentro de la biosfera. Y todo esto excluye el control de la información por parte de minorías que se benefician de este monopolio en beneficio de sus intereses (generalmente económicos y de poder) personales o de grupo.

 

Reflexiones sobre lo vivido en el Simposio

Ha quedado muy claro que la posverdad representa el triunfo del emotivismo y del voluntarismo sobre la razón. Vivimos una especie de nuevo Romanticismo irracionalista, subjetivista, voluntarista, emotivista y sensiblero, en el que la razón y la realidad deben ajustarse al capricho de cada cual.

Las nueve ponencias del denso simposio han resultado de gran interés. Reconozcamos que nada es perfecto. Y todo tiene sus posibilidades de mejora. Pero debe quedar claro que no se trataba del final de un proyecto que ha durado ya dos años, sino que aún debe continuar. Por eso, algunos planteamientos han quedado solo en boceto y que el trabajo común en red continúa.

De todas formas, se pueden esbozar algunas críticas de aspectos que en el futuro se pueden modificar.

La primera de ellas es la falta de interdisciplinariedad. No ha existido un intento de unificación de saberes y al final se tiene la sensación de haber asistido a muchas ponencias con una orientación multidisciplinar. Cada grupo tenía sus propios estatutos epistemológicos dando la impresión de “cultura del fragmento”. Los mismos organizadores eran conscientes de esta dificultad metodológica.

Otra crítica podría ir orientada hacia la falta de una fundamentación científica de los grupos, problemas y propuestas. Sabemos que una de las grandes dificultades de la construcción social del conocimiento es la dispersión epistemológica. Desde nuestro punto de vista faltó una fundamentación metodológica científica y epistemológica. Los grupos de trabajo aceptan una escuela de investigación inductivista y realista y no se cuestionan otras perspectivas.

La tercera de las reflexiones críticas que pueden hacerse es esta: entre los nueve grupos de trabajo no existía uno específico de la posverdad en las ciencias de la naturaleza y en las ciencias experimentales. Desde los años 90 existe dentro de la comunidad científica una corriente crítica contra la ciencia, la anticiencia, una actitud crítica contra la ciencia y el método científico. En este punto, la figura de Gerald Holton es paradigmática.  ​

Los anticientíficos, por lo general, objetan al reduccionismo en el que se basa la ciencia y consideran que esta ni es objetiva ni es universal. La anticiencia critica la percepción de poder y la influencia de la ciencia, y se opone a lo que perciben como una arrogante o cerrada actitud mental entre los científicos. La anticiencia se ha utilizado para referirse tanto a la Nueva Era y los movimientos posmodernos asociados con la izquierda política, y los socialmente conservadores movimientos fundamentalistas relacionados con la derecha política.

La cuarta reflexión sobre el Simposio es esta: durante estos días apenas ha habido una referencia –aunque fuera crítica– a las tradiciones religiosas y menos sobre el cristianismo. Posiblemente la teología es un campo del conocimiento que rebasa los límites del pensamiento que dominaba el Simposio. Las referencias a experiencias humanas, como las de la espiritualidad, no han tenido cabida. La problemática de la posverdad se cerraba a otras posibilidades de reflexión que tuvieran en cuenta la dimensión trascendente del ser humano (respetable y justificable incluso desde la antropología filosófica). Desde este punto de vista, el Simposio ha quedado, para algunos de los participantes, incompleto al dejar en la cuneta tanto a las ciencias de la naturaleza como a la religión.

Evidentemente, estas cuatro apreciaciones críticas no desdibujan todos los grandes aspectos positivos del Simposio, que muy posiblemente podrá ser revisado en la página web de la Cátedra Leibniz y en su canal de YouTube.

 

Leandro Sequeiros. Presidente de ASINJA (Asociación Interdisciplinar José de Acosta) y colaborador de la Cátedra Haha y Francisco J. Ayala de Ciencia, Tecnología y Religión