Oliver y Juan Luis Marfil no son dos peregrinos más entre los cientos que, a estas alturas del año, todavía siguen llegando a Santiago. En la plaza del Obradoiro culimaron este sábado la peregrinación que el 13 de septiembre iniciaron en el municipio navarro de Roncesvalles. Más de ochocientos kilómetros se han echado a la espalda por el itinerario oficial del Camino Francés por una causa justa: concienciar a la sociedad de la importancia que tiene la accesibilidad para las personas con discapacidad y movilidad reducida. Juan Luis, con una discapacidad del 96 % producida por una parálisis cerebral, necesita silla de ruedas para desplazase.
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